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El segundo día de nuestra aventura por las tierras de nuestro P. Claret ha sido muy especial y emotivo. A las 7:15 de la mañana, nuestros profesores comenzaron a llamarnos para darnos los buenos días. Desde ese momento y hasta ahora que están leyendo esta crónica (23:00h) no hemos parado ni un solo minuto. Comenzamos desayunando en el espléndido bufet del hotel para coger fuerzas y así afrontar el duro día que nos esperaba. A las 9:15 nos esperaban las guaguas que nos trasladaron a un lugar muy querido por el P. Claret, la ermita de Ntra. Sra. De Fusimaña, donde él acudía con su hermana Rosa para rezar a la Virgen María. Pudimos comprobar el nivel físico de nuestros niños, ya que tuvimos que subir caminando 3 km del recorrido. Este esfuerzo se vio recompensado al poder rezar delante de la misma imagen de la Virgen María a la que tantas veces se encomendó el P. Claret. Después de comer iniciamos el descenso con dirección a Sallent, ciudad natal de Claret. Allí dos misioneros claretianos nos acompañaron y nos fueron guiando por la casa donde nació y vivió sus primeros años nuestro fundador. Fue una visita realmente emotiva, sobre todo, el momento donde al recordar a los padres de Claret, cada uno de nosotros pudo recordar, pedir y dar gracias pos nuestros propios padres. Agotados y casi sin fuerzas nos trasladamos de nuevo al hotel donde después de ducharnos y cenar tocaba descansar de este día tan ajetreado.

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