Rabadán18 de diciembre de 2019

Una interesante reflexión sobre la Navidad

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Una alumna de 1º de Bachillerato, Alba Perera, nos ha transmitido esta reflexión acerca de las Fiestas que se nos avecinan, invitándonos a reflexionar sobre el significado que tienen y el que deberían tener. Se lo dejamos a continuación:

 

«Navidad, esa época del año para estar con los seres queridos, sonreír todo el día por el ambiente de alegría, compartir y pensar en los demás más que nunca, ¿no es así? O al menos, eso es de lo que se supone que tendría que ir, porque nosotros pasamos de largo de ello saludando con la mano y nos dirigimos hacia lo que son las navidades de muchas personas del siglo XXI: comprar regalos a última hora, preparar toda la comida de la cena, arrasar en las rebajas; no me malinterpreten, yo soy la primera a la que le gusta ver a la gente corriendo de aquí para allá pensando en si van a la cena de Nochebuena, o a ver a los abuelos, o cómo encienden las luces de las decoraciones de Triana por primera vez; porque para mí ya es un hecho que la gente es más feliz en navidad, se le ve a todo el mundo en la cara. Con los años hemos hecho de estas fiestas algo colorido y alegre, pero también hemos conseguido un poco quitarles su sentido original: celebrar. Ya no me refiero solamente al nacimiento de Jesús, sino celebrar la suerte que tenemos de haber llegado a este mundo, y de seguir en él. Por eso tanta gente recuerda a los que se fueron, para poder celebrar que ellos también han podido vivir esa maravillosa historia que se llama vida, y por eso misma esta época nos da la oportunidad de abrirnos a los demás y aportar algo al que no tiene la misma suerte que hemos tenido nosotros. Eso es de lo que se supone que deberíamos preocuparnos en esta época: “¿he ayudado a alguien?”, “¿he hecho algo bueno por alguien?”, “¿he dado gracias por estar aquí?” Y no solo con palabras, sino con actos. Yo, desde mi punto de vista de una adolescente de 17 años, creo que la mejor forma de celebrar la navidad es fusionar las dos cosas: seguir llenando de color y luz las calles cada año, reunirnos con toda la gente que forma parte de nuestras vidas y reírnos hasta que sintamos que nos quedamos sin boca, cantar villancicos… Pero también llevar esa emoción y alegría a la gente que va a los comedores sociales para tener una comida decente al día, a la gente que tiene que estar encerrada tras las cuatro paredes de una habitación de hospital queriendo estar donde estamos nosotros, a la gente de las residencias que, seamos sinceros, ya tienen un alma que irradia felicidad, pero siempre agradecen tener a su lado gente con quien compartirla, y en general con toda la gente que te cruces, porque todo el mundo se merece celebrar la vida, y uno siempre piensa que no puede hacer nada para ayudar a los demás, pero yo creo que todos tenemos al alcance de nuestro corazón un puñado de amabilidad y un par de sonrisas. En conclusión, no todo el mundo tiene la capacidad de estar feliz en esta època del año, puesto que esta vida es bonita pero no perfecta y no ha sido justa con todos, pero tú puedes levantarte e ir a darle ese impulso que necesitan para poder tener también una sonrisa en la cara. Por eso animo a cualquiera que pueda leer esto que celebre el verdadero espíritu navideño y cuando salga a la calle levante una gran sonrisa y esté atento a no pasar de largo del propósito de la Navidad.»