Con mucho ánimo y ganas de aprender, en este tercer día hemos continuado participando activamente en los distintos talleres. Son innumerables las vivencias, encuentros, estímulos recibidos que con el paso del tiempo iremos asimilando y se convertirán sin duda en un rico patrimonio de vida. El momento estelar del día ha sido el encuentro con los Franciscanos de Cruz Blanca. Por la tarde todos hemos tenido ocasión de conocer directamente a los “niños” de la Casa Nazaret, 12 internos con especiales condiciones físicas y psíquicas, con los que estamos teniendo la oportunidad de pasar unos ratos inolvidables, admirados además de la ternura y cariño de los trabajadores de la casa, Omar, Nadia, Lishito, Merian, Moacid. El hermano José Luis nos presentó la historia de su Comunidad religiosa,, nos explicó los numerosos proyectos que están desplegando al servicio de los necesitados, y compartió con nosotros su testimonio vocacional, lleno de vitalidad y ardor misionero. Por si fuera poco, nos invitó a una suculenta cena en la que plasmo sus excelentes dotes de cocinero. Una jornada redonda, en definitiva, en la que hemos vuelto a ser testigos de preciosos regalos de vida.