Tamaraceite14 de octubre de 2014

San Juan de Dios

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Con el fin de estrechar la colaboración entre centros educativos, poniendo a disposición de unos y otros los propios talentos, se ha puesto en marcha con el colegio San Juan de Dios un proyecto de trabajo conjunto en el huerto escolar. El pasado viernes alumnos de ambos centros se pusieron manos a la obra. Se lo pasaron en grande, y además, su esfuerzo permite soñar con una cosecha copiosa de acelgas, millo, lechuga, calabacines y cebollinos…., aparte de otros frutos no menos valiosos que se han convertido ya en patrimonio imperecedero de todos. Seguiremos informando a medida que los frutos se vayan haciendo visibles.


A continuación incluimos un testimonio de una de las alumnas que participaron en la experiencia.

Impacientes y nerviosos esperábamos su llegada. Yo, personalmente, estaba nerviosa. ¿Sabrían apreciarme?, ¿querrían estar conmigo? Todas mis dudas se esfumaron cuando de aquellas pequeñas guaguas salieron personitas de gran corazón, que solo sonreían y te abrazaban sin apenas saber tu nombre. Te mostraban su corazón. La verdad es que son un ejemplo a seguir, porque normalmente nos cuesta abrir nuestro corazón por miedo a ser rechazados o humillados, pero ellos no tienen miedo, luchan contra los prejuicios y te regalan todo su cariño. Un abrazo suyo es un recuerdo que nunca olvidaré, uno de esos abrazos que te llegan al alma.

Hoy ha sido un gran día. Normalmente cuando ves a la gente con alguna minusvalía por la calle te da lástima y les miras con ojos llenos de pena, sin darte cuenta de que ellos no quieren dar pena, quieren encajar en este mundo lleno de injusticia. De eso te das cuenta con unos minutos con ellos, dejan de darte lástima y te das cuenta de que son personas normales, simpáticos, que te hacen reír, personas que se convirtieron en amigos con los que pasar un buen día, reírte, hablar, bromear.

El peor momento del día fue la despedida, una despedida llena de besos y abrazos, ver a esos amigos que te apreciaban de verdad y te decían cosas como: “tú eres mi amiga, ¿verdad?”, “no me olvides”, “te quiero”, “te voy a echar de menos”, “¿puedo volver a verte?”… Ver cómo te aprecian como nadie, verles subiendo en aquellas guaguas, ver cómo brotaban las lágrimas desde sus rojizas mejillas, pero nunca perdían la sonrisa. Este día, y lo digo de todo corazón,  me ha marcado y me llevo de aquí unos amigos, unas personas de enorme corazón que nunca olvidaré.

Beatriz Villena 2º ESO A