Movimiento Noviolencia 2018
La no-violencia prefiere padecer la injusticia antes que provocarla. Utiliza la fuerza del amor y no la fuerza violenta para combatir la injusticia; es una forma de cultura que pone en el centro la dignidad de toda persona. Entiende que las relaciones entre personas y pueblos pueden y deben regirse por los valores que definen a la persona. La no-violencia es la manera más elevada de relacionarse, es el amor, una fuerza transformadora que supera cualquier conflicto.
Estas son solo algunas de las reflexiones que acompañan los paneles de 20 artífices de la paz, exponentes de otras tantas experiencias que cambiaron el mundo, que estos días abrazan e iluminan el discurrir de nuestras jornadas en el patio de columnas de la sección de Rabadán. Africanos como Ken Saro Wiwa o Nelson Mandela, americanos como Helder Cámara, María Elena Moyano, Césaar Chávez, Domitila Chungara, Martin Luther King o la comunidad de San José de Apartadó, asiáticos como Rajagopal, el Cardenal Van Thuan, Ismail Khatib, Gandhi o Ka René Peñas, y europeos como Jean Goss, Maximiliano Kolbe, Jerzy Popieluszko, Irena Sendler, Tolstoi o la Rosa Blanca y el sindicato Solidaridad pregonan con su sonoro silencio que la no-violencia es siempre activa y se compromete con la realidad de los que son aplastados por las injusticias. Sus miradas nos dicen que el rechazo de la violencia no significa pasividad ante las injusticias y no armar alboroto, ni es un pacifismo resignado y conformista. Muy al contrario, nos invitan y estimulan a posicionarnos en pro de la justicia en todos los ámbitos. Agradecemos a los impulsores del movimiento Noviolencia 2018, Yolanda y Carmelo, haber puesto a nuestra disposición un material tan precioso.
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