Rabadán18 de septiembre de 2019

La solidaridad y el compromiso no se toman vacaciones

Este verano la isla de Gran Canaria ha sufrido un incendio estremecedor que ha puesto el alma en vilo no solo a los habitantes de la isla, sino también a los españoles que seguían la tragedia desde la distancia. Sin embargo, al pie del cañón ha habido mucha gente que ha colaborado solidariamente en reducir el impacto en la vida de los afectados. Algunos de ellos han sido alumnos de este colegio, demostrando que dentro de ellos vive la llama del compromiso y el ser para los demás. Les dejamos con el testimonio de una alumna de 1ºBACH que nos cuenta en primera persona lo que vivió este verano:

 

He estado reflexionando mucho a raíz del terrible incendio que arrasó con muchísima flora, fauna y algunas casas de nuestra isla. En el proceso, se desalojaron alrededor de 10.000 personas de los diferentes pueblos afectados y a todos ellos se les asignó un pabellón para quedarse a dormir, comer y asearse mientras siguiese el gran fuego.
     Se necesitaban muchas donaciones y voluntarios, así que decidí subir a echar una mano en lo que buenamente pudiera, ya que colgar una foto en cualquier red social no iba a ayudar en nada. Al entrar al lugar, fue inevitable que se me generara un nudo en la garganta, pues cientos de desalojados (la mayoría de ellos ancianos) estaban en una sala completamente silenciosa mirando dos televisiones en las que les estaban poniendo al día sobre la evolución de esta catástrofe. También vimos las camillas que habían puesto para que descansaran y ver a tanta gente afectada fue una imagen muy impactante.
    Estuve hasta la tarde cargando las cajas que llegaban con donaciones y sirviendo comida. Cuando llegué a mi casa, me puse a pensar en todo lo que había visto y sentí rabia. Ya que la culpa es nuestra por la falta de cuidado que tenemos con la naturaleza y con las cosas en general. No somos conscientes del daño que estamos haciéndole al lugar donde vivimos, y yo creo que ahí está el origen del problema, en que no somos conscientes de lo grave que es todo esto. Parece que nuestro único objetivo es el dinero y nada más. Oigo muchas veces a mí alrededor la típica frase de “voy a elegir esta profesión porque tiene salarios altísimos”. Pero creo que es un error, hay que elegir lo que a uno le apasione, tenga salidas laborales o no las tenga, y es ahí donde nacerá el éxito.
    Estaría muy bien abordar una nueva filosofía de vida en la que aprendiéramos a apreciar todo lo que tenemos y darnos cuenta de que muchas de las cosas materiales que queremos, en realidad no las necesitamos; que no hace falta tener el último móvil si tienes uno que funciona, ni tampoco comprar ropa sin tino, si la mitad de la que tienes ya no la usas…
    Me gustaría que por lo menos nos paráramos a pensarlo en algún momento del día recordando que la solución de muchos problemas está en nuestras manos.”