Hemos disfrutado de un día intenso de trabajo. Cada grupo al volver a casa por la tarde venía lleno de anécdotas y de historias sobrecogedoras de todo lo vivido y visto hoy. Por la tarde visitamos el convento de clausura de las Carmelitas y nos ha impactado la sonrisa continua dibujada en sus rostros y su testimonio de entrega y amor a Dios desde la oración. También, los responsables del Hogar Lerchundi nos contaron el proyecto y sus experiencias aquí. Si tenemos que destacar algo, sobre todo, es que hoy hemos vivido muy de cerca la realidad de las pateras y la desesperación que hace aventurarse a este viaje “en la oscuridad”. Siempre hemos oído llegar a inmigrantes a nuestras costas, hoy los hemos visto antes de partir, verlos desde la otra orilla. El día lo acabamos tal como lo comenzamos, poniendo, en un rato de oración, toda nuestra jornada y labor en manos de Dios.

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