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El esfuerzo, el trabajo en común, las ganas de hacer cosas genuinas y la confianza en los demás van produciendo frutos abundantes: todo crece a su ritmo, a su debido tiempo y en la medida en que se le dedica la atención necesaria. Así sucede con las acelgas, el millo, la lechuga, los calabacines de nuestro huerto escolar, obra de los alumnos de San Juan de Dios y los nuestros. En pocas semanas esperamos mostrarles los primeros frutos de la cosecha, y no serán los últimos.

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