Hoy ha sido un día cargado de emociones y sorpresas. En Onuva amaneció el día frío y lluvioso y los residentes no pudieron salir, por lo que los talleres, que diariamente imparten, se suspendieron.

   Aprovechamos la ocasión para alegrarles el día al son de la música, muchos fueron los que se animaron a cantar sus canciones preferidas y bailar con nosotros. Fue un ratito donde todos disfrutamos muy de cerca el cariño y la alegría que desprenden los residentes de este lugar.

   ¡Con tan poco que podemos ofrecer, cuánto cariño recibimos nosotros a cambio!

   Por la tarde, pudimos asistir a uno de los talleres que un matrimonio vinculado a esta comunidad, imparte todos los martes. Dibujamos, leímos, pintamos… pero sobretodo, pudimos escuchar, muy de cerca, sus realidades, que tanto distan de la nuestra.

   Al final del día, contamos cómo nos sentimos y no pudimos evitar emocionarnos al escuchar las experiencias de los residentes.